Polainas Villistas

Las polainas charras, también conocidas como grullas o spats, fueron creadas con el objetivo de brindar protección tanto las botas, como a las piernas de los jinetes en la monta y la equitación. Un complemento popular en el ejército, con los ganaderos y rejoneadores, en la caza e, incluso, entre los pastores que las utilizaban para cubrirse de los rasguños y mantener intactas sus botas de roturas o sus piernas de arañazos. También eran utilizadas para protegerse del frío o, como una ornamenta que se convirtió en un símbolo de lujo.

Al parecer, su creación se le adjudica a los pastores y, como es de suponer, al ejército, que ha marcado numerosas tendencias. En la antigüedad se fabricaron de algunos materiales muy resistentes, como las conocidas de bronce del famoso Ejército de Esparta, las que se les llamaban grebas y que eran demasiado incomodas. Después, el ejército romano retomó esta idea y logró mejorarlas haciéndolas más prácticas, menos pesadas y rígidas, al fabricarlas de cuero. Lo que logró una mucho mayor movilidad y funcionalidad.

En 1756, con el ejercito prusiano de Federico el Grande, las polainas se convirtieron en un adorno de gran estilo y mucho más cómodas. Las utilizaban sobre la rodilla y se confeccionaban, generalmente, de un fino paño y llenas de botones. Este modelo se mantuvo vigente hasta el s.XIX, aunque empezaron a aparecer nuevas versiones, como las polainas cortas, un estilo que marcó una moda entre la aristocracia y la alta burguesía, convirtiéndose en un símbolo de distinción y elegancia.

Estas polainas de media caña (o cortas) y las altas se siguieron utilizando en el ejército hasta el s.XX, logrando sustituir la fabricación de paño por la lona, con una trama más resistente de algodón modificadas y mejoradas, como fue incorporar hebillas, un cierre con remaches y elásticos.

En la actualidad se utilizan para la monta y en la equitación, aunque ya están confeccionadas de materiales más cómodos, resistentes y flexibles, como el cuero y el ante.